Esta noche desperté a las 5 de la mañana y no pude dormir más, no sé si puede deberse al solsticio de verano, a la inminente llegada de las vacaciones, al fin de curso, al cierre de proyectos… El caso es que daba vueltas y vueltas. Había una idea muy persistente, que me venía una y otra vez a la mente, “esta semana es la semana de las evaluaciones y de las notasy este es un tema que me viene preocupando y ocupando desde hace muchos años, tantos desde que era niña, desde que soy madre y desde que he adquirido un firme compromiso activo con la educación, hace ya casi 10 años.

De niña no fui una alumna modélica, mi forma de aprender y mis habilidades no se correspondían con lo que se valoraba en el colegio e instituto, tenía serias dificultades para concentrarme y poca capacidad de memorización, aquello que me gustaba y en lo que podía destacar un poco, no se correspondía con lo que debía hacer en clase y esto me traía muchos problemas, conflictos y por lo tanto durante muchos años malas notas, lo que me llevó a considerar que no era lo suficientemente buena para la mayoría de las cosas, al menos las que me podían traer buenos resultados académicos y por lo tanto profesionales.

Durante muchos años pensé “yo no puedo, yo no soy capaz.»

Con 16 años y tras varias experiencias «de fracaso» tuve la suerte de repetir curso y digo suerte porque ese año fue para mí el año del APRENDIZAJE con mayúsculas, tras ese año pude comenzar a confiar “un poquito” en mí y comenzar a reconocer en mí ciertas competencias que son las que hoy en día dan sentido a mi propósito personal y profesional y no fueron la notas, sino unos valores y pilares previos a ellas.

Mi tutora, Pilar, se comprometió conmigo (a pesar de repetir con 6 asignaturas suspensas), confió en mí, me hizo sentir capaz y valiosa con su hacer, me hizo creer que incluso podía apoyarla servir de nexo con el nuevo grupo de alumnos y así lo hice. Conseguí terminar el curso con unas notas inalcanzables para mí antes y colaboré con la adaptación de un grupo que resultó ser diverso y genial. Fue el año que me hizo creer que podía iniciar la carrera de psicología. Lo que hoy es mi pasión.

En mi caso aquel año tuve suerte, Pilar confió en mí y me mostró en lo que yo era buena, para motivarme y poder superar aquello en lo que no era tan buena. Ahora veo que fue la semilla de los frutos posteriores y lo que hoy intento llevar a todos los centros con los que colaboro.

Es fenomenal cuando en una familia, en un aula hay niñas y niños con estupendos resultados académicos, que se adaptan, se esfuerzan y consiguen buenas notas, pero no siempre es así y las consecuencias de esto en la autoestima de las chicas y chicos y en la convivencia de las familias en ocasiones es nefasto, por lo que hay que saber mirar y buscar al otro lado de las notas, entender lo que las notas no cuentan.

Esta situación muy semejante la revivo y “sufro” a día de hoy en mi propia familia, con muchos niños y niñas a los que acompaño y adultos que arrastran el poder de todas estas creencias que se construyen en la infancia, que te hacen pensar que no eres válido, que no sirves y esto puede guiarte muchos años, hasta que no reparas en ello y le pones conciencia.

Esas niñas y esos niños que posiblemente esta semana no llevarán las mejores notas a sus casas, llevarán notas que no corresponden con su valor como personas y podrán sentir que no son suficientes, que son un problema, que no son válidos, pueden llegar a pensar que son un fracaso, esos chicos y esas chicas suelen ser los que más abren los ojos cuando entro en sus aulas y les explico que para mí todos son sobresalientes, porque todos tienen diversos talentos, que no hay respuestas incorrectas, porque vamos a hablar de nosotros, de lo que nos emociona, lo que nos hace sentir a veces bien y a veces menos bien, de que hacemos con nuestras emociones, pensamientos y comportamientos, de todo aquello que nos facilitará relacionarnos con nosotros mismos y los demás, que yo vengo a escucharles, a aprender de ellos sin juzgarles, que vamos a ver entre todos como podemos vivir y convivir mejor, para nosotros y los que nos rodean, que saben mucho más de lo que piensan y que en lo que vamos a compartir juntos, todo nos sirve para aprender.

Tan solo les pido que nos respetemos, escuchemos, valoremos y comprendamos a nosotros mismos y a nuestros compañeros y eso tan complejo y sencillo al mismo tiempo siempre, siempre lo conseguimos. Y poco a poco surge la magia, construyen verdaderas conclusiones, maravillosas, de esas que leo en grandes estudios y libros de expertos, esos resultados de años y años de investigaciones, tengo la suerte de vivirlo y experimentarlo en todos los centros en los que tengo el privilegio de estar. Y esto es lo que me da tanta fuerza para continuar acompañando a personas también adultas que aún hoy en día sufren, sienten que no pueden, no son suficientes, entienden que no se adaptan a la sociedad…

Esta semana es la semana de todo el alumnado, de los que salen en el periódico y redes sociales por ser excelentes en sus resultados académicos y también de los que llevan un curso de conflictos, caídas, disgustos, riñas, castigos, notas en sus agendas de mala adaptación, correos electrónicos donde se escriben todo lo malo que hacen incluso a veces se llega a decir que son, de los que suspenden, olvidan los deberes, molestan en clase, tienen partes e incluso expulsiones…de los que parece que quieren fastidiar y nada más lejos de eso, mucho de eso es una reacción al rechazo por no encajar.

Esas niñas y esos niños esta semana son para mí la prioridad, los que más tengo en el pensamiento, para encontrar formas de hacerles ver que esas notas solo evalúan una parte, no hablan de sus otros talentos, solo tenemos que saber verlo, apreciarlo y esforzarnos en desarrollarlo para que sean capaces de ser únicos en un mundo en lo que se les pide es que sean “normales “y encajen en el sistema, un sistema que a veces los deja de lado, a pesar de ser valiosos.

Es nuestra responsabilidad, la de los adultos, encontrar la forma de conectar, de encontrar el sentido a aquello que se les transmite en clase y hoy en día en ocasiones tan desconectado de su realidad.

Esta semana es también una buena semana para hacerles ver, nosotros sus adultos, madres, padres, abuelos, maestros, tíos, profesores particulares …que confiamos en ellos, que las notas no son todo ellos, que le apoyamos para que podamos encontrar aquello en lo que son buenos, que con esfuerzo podremos desarrollarlo, para poder también sobrellevar y superar lo que nos pide “el sistema”.

Es por esto por lo que cuando tengo el honor de poder formar parte de un proyecto como el que ha creado el IES PANDO este curso, me siento muy privilegiada. Estes mes tuve la suerte de ser invitada a la presentación del resultado final, donde no se habló de notas, aunque estas se han visto mejoradas gracias a conseguir que los alumnos conecten con el instituto a través de este proyecto, se habló de chicos que se han sentido tenidos en cuenta, escuchados, valorados, reconocidos, apreciados…

A principios de marzo tuve el privilegio de compartir con ellos dos sesiones online donde pudimos hablar de autoconocimiento, comunicación, de asertividad, de escucha activa.

Conversamos sobre el proyecto que iniciaban y conocimos aquellas competencias personales y sociales que eran necesarias para el proyecto de “RAP” que comenzaban y pudimos apreciar las similitudes entre lo que estábamos hablando: el rap y la vida que ellos vivían. Conocerse, expresarse, contar, comprender, emocionarse, aceptarse, valorarse, relacionarse, ser distinto, encajar…

Fue un honor encontrarme con ellos unos meses después y disfrutar del resultado, de escuchar sus respuestas ante las preguntas de un periodista de la Nueva España y de cómo consiguieron sentirse valiosos a través de este proyecto.

Gracias a estos chicos y chicas del IES Pando, a todo el equipo que lo ha hecho posible, equipo directivo, tutoras, empresa tecnológica, profesores de rap, directora general por dar sentido a todo esto y mostrarlo a través del “arte”.

Os invito a conocer este proyecto que muestra todo lo que he transmitido en este post y es mí propósito, facilitar y desarrollar competencias transversales previas a los conceptos y contenidos evaluables en las notas, que cada vez más centros, docentes y maestros incorporan en sus aulas.

Valga este post como homenaje a todos los implicados con esta forma de entender la educación,

que cada vez somos más, que no sólo suman puntos para poner notas,

que miran el otro lado de las notas y tienen en cuenta lo que las notas no cuentan.

No puedes perdértelo, toda la info en http://www.iespando.com/